sábado, 4 de febrero de 2012

La vida



Lo había esperado toda la vida. Estrella lo creyó convencida cuando le dijo que volvería, tan solo era un año embarcado y después pasarían el resto de su vida juntos. Era una decisión para salir del paso y hacer frente a la crisis, más adelante todo se arreglaría y encontraría otro trabajo. Ella lo amaba, le recordaba a aquel galán de la película "Un tranvía llamado deseo", también duro y parco en palabras  Al principio le leía a su hijo las cartas y postales del mundo que recorría su padre. Después, nada, ausencia. Había desaparecido del mapa cuyo recorrido trazaban cada noche. Su rastro se perdió en Hong Kong. No regresó al barco. Ahora, en la distancia de los años transcurridos, se preguntaba si no hubiese sido mejor amar la vida por sí misma, por lo que representa y ofrece, sin estar esperando, siempre insatisfecha, una quimera, un amor, ese que nunca tuvo y ya no tenía tiempo de alcanzar.

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