lunes, 25 de noviembre de 2013

ALAS






Taciturna andaba por la vida, envuelta en pensamientos negros como arañas. Las palabras  no pronunciadas son las que más hieren. Invade el terrible silencio de lo no dicho. Deseaba cobijarse en palabras joviales que  la despojaran de patéticas disculpas recurrentes.
A Soledad ya la conocía, a Desamor también. Muy lejos distaban Compañeros, querida siempre e Ilusiones, tan apreciada. Se dejó acompañar por Imaginación y en su peregrinaje hacia Felicidad, abandonaron a Tristeza en tierra y le dieron la mano a Alegría.
Juntas sobrevolaron las críticas nubes de tormenta y llegaron a un trozo de cielo límpido. Allí  inauguraron el Albergue de las palabras heridas. Compartir fue la  primera en llegar, y tras ella: 
Amistad, Libertad, Amor y Sueños.

Taciturna cambió su nombre.

martes, 15 de octubre de 2013

El arte de cruzar las calles en Vietnam en RELATOS DE VIAJERAS



Parece que según las estadísticas Ho Chi Min city tiene siete millones de habitantes, de los que cuatro millones y medio circulan en motocicleta. Estas tienen en algunas calles, carriles exclusivamente destinados a ellas. Pero lo normal es que estén por todas partes, e incluso cuando hay atasco se suben en las aceras. Saigón es una ciudad tomada literalmente por las motos. Hay una moto por cabeza y está dentro de lo corriente que las aparquen en el interior de las casas, entre las mesas de los bares etc. La cuestión es que atravesar la calle, cuando apenas hay peatones que se atrevan, ya que todo el mundo va en moto (excepto cuatro turistas pardillos como nosotros) es una hazaña casi suicida.
Hay que tener en cuenta que jamás se paran, y que las normas de circulación de nuestra tierra, aquí no se usan. Se meten en contra dirección, jamás ceden el paso, se incorporan a cruces o rotondas sin mirar... Dado este contexto lo que hacemos nosotros es pararnos en fila de tres [mi hermana, Loren y yo] cual filà * de marcha mora y al grito de: ahora, ¡al centro! iniciamos nuestro peligroso movimiento durante el cual, se me agarra del brazo alguna viejecita que se nos incorpora a la filà al ver nuestra decisión. Entonces yo la suelo coger del codo y la tranquilizo, para que no se preocupe, dominando la situación, vaya. Mucho mejor es cuando vemos a lugareños que también lo intentan y rápidamente nos ponemos detrás de ellos, en este caso se llama comparsa y vamos más tranquilos. Y siempre, siempre con mucha seguridad nos plantamos en el medio de la calle y respiramos  profundamente, pues intentan atropellarnos en todas las direcciones. Seguimos avanzando, dominando el tema y a veces, Loren estira su brazo largo y alto, y les indica que no nos pisen, que vayan por detrás. Y como tiene el brazo en cabestrillo, impone respeto y le hacen mucho caso y el resto de la filà avanzamos con él a su paso. !Rey moro mío! Le falta el puro y la barrigota. Y con semejante tranquilidad de espíritu llegamos al otro lado de la calle, donde todo es risa y alborozo. 
*  Ya sabéis nunca india, sino la del Paquito el Xocolater.

viernes, 23 de agosto de 2013

Trastornos





Tal vez no tuviera un buen sillón en su niñez -esa etapa tan decisiva y que nadie nos revela en su momento- o tal vez creyera que sus amistades se ampliarían si se sentían o sentaban más cómodas, aunque tampoco se le conoce ninguna; la cuestión es que así como algunas personas padecen el síndrome de Diógenes, el sujeto que nos ocupa atesoraba sofás, únicamente sofás. De los pequeños pufs de sus inicios pasó a los modulares y a las gigantescas chaises longues. Cada vez que alguien decidía cambiar de tresillo, él se ocupaba de llevarse el antiguo rápidamente. No le importaba el peso, el montaje, ni la carga y descarga, ya que siempre lo hacía feliz y contento. Los clasificaba por modelo y color y ocupaban todas las estancias de su domicilio. No había más muebles porque no cabían, así que en ellos comía, leía, escribía, soñaba, se vestía, se desnudaba  y dormía. Si su cabeza está rellena de miraguano, plumón o gomaespuma aún lo desconocemos, pero el día que llegó a nuestro centro, tan desnudo de muebles y aséptico, no quiso permanecer en su dormitorio sino que estuvo todo el tiempo cambiando de asiento, nervioso e irascible. Apostamos por una   nueva patología a la vista de su protocolo: el síndrome comodón-compulsivo.

domingo, 18 de agosto de 2013

GALLINA VAA!!!!!!!


Soy la encargada de dar de comer a las gallinas de mis amigos que andan de viaje por el mundo; ellos, ya que las susodichas solo viajan por el huerto. Nunca pensé cuando gustosamente me ofrecí, que semejante tarea engendraría tan alto riesgo. En cuanto entro en el corral les echo -para que se entretengan y vayan picoteando- los desperdicios que les llevo, ya que son unas grandes recicladoras, y todo les gusta, que eso sí lo tienen. Pero ellas hacen caso omiso de mis buenas intenciones y huyen despavoridas a la casita que tienen con sus cestos y sus palos para colocarse, es decir, a lo que sería el estricto gallinero-dormitorio. Allí se encuentran los sacos de pienso, la tolva que yo debo rellenar y otros útiles cuyo nombre desconozco. Y ahí empiezan mis infortunios. Excuso decir que el lugar es muy pequeño y que a ellas les encanta estar allí arriba arracimadas en sus diferentes estanterías. Pues bien, a la que intento asomarme para estirar el brazo hasta los ponederos, ellas salen volando como proyectiles hacia la salida, que es mi entrada, por encima de mi cabeza, muertas de miedo. ¡Tontas más que tontas! -les grito yo que también estoy muerta del susto y no controlo si las gallinas lo olfatean y van a venir tooodas juntas a picarme.  Y salgo de allí con los pelos de punta y sucios por algunos de sus excrementos voladores. Y cada día la misma canción. No aprendemos.

domingo, 4 de agosto de 2013

Una vida llena de luz

Para Pere e Inma con todo mi cariño





Había una vez una pequeña partícula  solar inquieta, rebelde y aventurera, que desoyendo los consejos de su extensa familia, partió a conocer el ancho mundo. La galaxia es inmensa -pensaba ella. País Vasco, Zaragoza y Madrid ya los tenía demasiado vistos, así que decidió probar fortuna en Londres. Pero allí llegó a aburrirse mucho porque apenas tenía trabajo y ella necesitaba acción y movimiento. Un día llegó a la isla de Mallorca y le encantó el lugar ya que   podía resplandecer cada jornada. Conoció a un impresionante astro aborigen que la deslumbró con su presencia. La química produjo su reacción: estallidos de colores en sus miradas y remolinos de burbujas celestes en sus roces. Comprendió inmediatamente que había encontrado su destino y se quedó a vivir en un trocito de paraíso llamado Sóller. Fruto de aquella gran explosión de energía y amor nació una estrella que les alumbró su camino. Desde entonces han pasado veinticinco años y la luz que ilumina sus vidas se ha expandido generosamente hacia  todos los que les rodean, como un auténtico torbellino de cariño, risas e ilusiones.



Deseamos seguir compartiendo junto a vosotros veinticinco años más de esta apasionante aventura llamada VIDA.







miércoles, 26 de junio de 2013

Paseo imaginario


Un miedo irracional la invadía cada vez que tomaba el metro, así que procuraba evitarlo. Aquel submundo en las entrañas de la tierra poseía una red urbana de pasadizos, galerías, pisos y niveles que constituía por sí solo otra entidad paralela a la exterior. Cualquier día se derrumbaría todo ese entramado y quedarían atrapados en él. Fantaseaba con su claustrofobia. Sin embargo hoy, la atmósfera del vagón era  diferente, como  salada y marina. Daba gusto respirar profundamente sin inspirar ese tufo tan característico de los metropolitanos. Parecía el aire de los paseos junto a la playa, sentía los pies frescos y una suave brisa allende los mares envolvió a los extrañados y curiosos pasajeros. 
Decidió aprovechar el viaje. Se quitó la ropa, los zapatos y se dedicó, sencillamente, a disfrutarlo.

domingo, 2 de junio de 2013

Un despiste imperdonable



Aquel hombre aparecía cada atardecer. Seguro que llevaba alguna copa de más, su andar zigzagueante lo delataba. Jamás levantaba la vista del suelo, se situaba frente a las vías y esperaba. A mí, como buena hacedora de cuentos, me gustaba creer que cumplía una especie de ritual o penitencia. Parecía tan desdichado…
Vendía los billetes confinada tras la ventanilla interior de la estación y desde allí divisaba la panorámica completa del andén. Mi fantasía volaba imaginando la vida de cada uno de los que pasaban junto a mí. Era mi juego favorito, el que me alejaba de la época que me había tocado vivir. Siempre les daba un final feliz, aunque la de aquel individuo se me resistía. Fantaseaba con que era  un músico de jazz arrepentido por haber abandonado a su mujer, a quien ahora aguardaba a diario, y así, mientras recomponía su imaginaria trayectoria vital, no me percaté del momento preciso en que él la finalizaba. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Sueño reparador


Se estremeció. No era consciente de que la madrugada entraba por la ventana abierta, y se arrebujó sola entre las sábanas de hilo con puntillas que su madre le había bordado. Se las llevó hasta la nariz. Le encantaba su tacto y su aroma, fresco y suave. La devolvía a las orillas de ese mar del que tan poco podía disfrutar. La espuma le curaba las heridas invisibles. Se sentía sirena y náufraga, pirata y aventurera capaz de cualquier hazaña. Sus sueños se poblaban de lances y grandes barcos de vela, mientras la ingravidez se adueñaba sin permiso de su cuerpo y las olas la acunaban. Todo era de color azul turquesa. Se iniciaba el verano.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Hogar, dulce hogar



El día en que la caravana decidió no arrancar más, se quedaron en aquel lugar para siempre. Habían llevado una vida nómada cruzando estados y pueblos de costa a costa, sin parar jamás. Vivían de la guitarra de él y de la voz de ella, conciertos para animar los locales a cambio de comida y unos pocos dólares. Pareja en la vida artística y en la realidad. Espíritus libres que habían recorrido más kilómetros de los que sus huesos podían recordar. Los ideales de la  generación beat habían  sido los suyos. Ahora, en la recta final, definitivamente merecían un descanso y con el sedentarismo -pensaban- se iniciaba el tránsito hacia una nueva vida.

jueves, 25 de abril de 2013

UNA VIDA, un viaje







Ya había alcanzado esa edad en la que nadie se fijaba en ella y se sentía transparente.  La vio en un escaparate, iluminada desde su interior. Su color oro pálido y resplandeciente al mismo tiempo, le evocaban las arenas del desierto. La compró y la instaló en su mesa de trabajo, junto a los recuerdos más queridos. El azul de los océanos la transportaba a viajes surcados por embarcaciones a vela y mares llenos de aventuras. Rodaba la bola y su dedo índice se desplazaba por lugares remotos. Ahora sí empezaban de verdad sus sueños en solitario.

sábado, 23 de marzo de 2013

Tópicos no tan literarios

                                                                                                                                  PAULA IACOB 
Las personas eran felices, y no era un cuadro ni un sueño. Cultivaban sus huertos e intercambiaban los productos para poder vivir sin preocupaciones. Las lunas, el sol, los cambios de estación y las cosechas eran las leyes naturales que regían su visión del mundo. Cocinaban, tejían, escribían cuentos y los narraban, tocaban instrumentos musicales y bailaban y cantaban al son de sus melodías. Trocaban los  excedentes de producción y no tenían ninguna preocupación monetaria, dado que no hacían uso del vil metal. Habían conseguido vivir bajo el viejo tópico del  locus amoenus y encuadrar su existencia bajo sencillas reglas pastoriles y bucólicas, respetadas por toda la comunidad. Aquello que los clásicos preconizaban como ideal, era tan real como la vida misma. Se trataba de creer que otro mundo era posible y allí, en aquel lugar sin bancos, salarios ni capitales, todos lo creían y lo disfrutaban. Vivían contentos y gozosos. 

viernes, 15 de marzo de 2013

Mujeres soñadoras, sobre fotos de Elena Vizerskaya


Harta de que no la dejaran gozar desnuda en la naturaleza,  cogió un trozo de prado verde y se hizo con él un vestido. Su cuerpo olía a frescor matutino. Los pájaros, el cielo y el aroma de las plantas silvestres seguirían haciéndole compañía, mudos y omnipresentes. El  viento era un susurro de chal transparente.

Un sinnúmero de manos la rodeaban y acariciaban. Pensaba que todo era un gran sueño y, por si acaso, ni se movía ni respiraba, para que no se desvanecieran las múltiples sensaciones placenteras con el despertar. Las manos bromeaban con su cuerpo convirtiéndolo en estatua o en ave de grandes alas. Eran manos amigas, que la apoyaban y mimaban como si su único objetivo fuera hacerla gozar.

jueves, 28 de febrero de 2013

Puntadas al tiempo



Le seguían gustando las costuras de su antigua máquina de coser, esa que no cambiaba por nada. Se sentía cansada como ella, demasiados años trabajando y escasos cuidados. Compañeras ambas. En cada puntada, un suspiro. Ya le faltaba poco para terminar. En realidad esa anciana de aspecto bonachón escondía un secreto: cosía sus recuerdos para que no se le olvidaran. Primero los enganchaba con alfileres, después los hilvanaba y, cuando ya estaban todos bien sujetos, pasaba las costuras. Los remates a mano, para que no se deshicieran nunca las puntadas. Había ido guardando los tejidos que componían su vida y la de sus seres queridos que ya no estaban. Y ahí se encontraban todos juntos como los países de un mapa: recortes de bodas, bautizos y funerales. El vestido de medio luto, el de desahogo y los de colores de entretiempo y  verano. Imágenes y memorias que se iban aflojando, como la canilla de la máquina tras largo rato de labor, pero ahora ya no le importaba, siempre tan hormiguita trabajadora guardándolo todo. Finalmente lo iba a conseguir, llegaría a tiempo de dar un último pespunte al tiempo.


sábado, 23 de febrero de 2013

Velocidad / Felicidad


¿Por qué pisas a fondo el acelerador? Nunca te han gustado las grandes velocidades; es más, te da mucho miedo cuando conduce otro y lo hace algo rápido. Y ahora, como una loca. Desde que circulas sola por todos lados, pareces una suicida. Dando discursos a los lerdos para que espabilen y tú, orgullosa de lo bien que lo haces. ¡Y gracias a la existencia de los aviones! Está claro que andas acelerada, pero ¿es necesaria esa carrera por la cuerda floja jugando con el destino? ¿Intentas demostrarte lo valiente que eres? Además, ¿por qué has de pensar siempre en el poco valor de una vida? Las de Auschwitz, menos que una bala, y en las aldeas guatemaltecas, similar al precio de una gallina. Aunque desconoces los marcos y quetzales que cuestan tales operaciones, para poder comparar diferencias de valor vital, que seguro tendrán que ver con el desarrollo. Venga machacarte con eso; ya para, piensa en positivo, mira que te lo digo y tú ni caso, el lado bueno de las cosas y tira millas. Y ya me explicarás ese afán por reírte sin más de todo, ¿Tan importante te parece compartir risas como una boba? Eso sí que es un claro síntoma de tu desquicie. ¿Acaso, te crees tan lista que piensas que nada tiene sentido? Te lo deberías mirar, ya te han dicho todas, todas, que pidas ayuda a una sicóloga. Pero tu nada, erre que erre, prefieres salir y circular con el coche.

domingo, 17 de febrero de 2013

Todas mis vidas




Últimamente solo escribo en el cielo. En el corto trayecto que distancia un abrazo de amigas. Tan cerca y tan lejos. El mar de mapa nos separa y nos une, azul intenso. Desde aquí reconozco las nubes que pinta Rafa Sastre, que tímidas por ahí pasan; sobrevuelo la música de Asun; las risas de Eulalia; el cariño de Amparo; las bromas de Pepe, la entrega de Lu. Hasta pronto, Leocadia, Edelmira... y Brando... y Julieta. Fin de semana distinto, lleno de palabras, sonrisas y de todas esas vidas sin ti, que juntas poseemos e imaginamos. 

domingo, 3 de febrero de 2013

Patchwork de la vida



¡¡Qué no llego!! Tarjetas de embarque sacadas por la mañana y curiosamente la fecha es de hace dos años. No entendemos nada. Risas, prisas, como bobas abajo de nuevo. Ahí está Paco que nos apoya. "País de mangantes", nos comentan las señoritas de la compañía aérea que me piden el certificado de residencia. Eva que se enreda a protestarles que no, que solo son unos pocos. Yo creo que sí, solo unos pocos. Pero tengo prisa, que ya embarcan y la dejo discutiendo y concienciando. Paco y yo nos miramos y sonreímos. La conocemos y la queremos. Seguro que han sido las malignas las causantes del embrollo. Último abrazo para Eva. Me hacen sacar la colonia,  me pregunto si  también los huevos. Claras y líquidos. La empleada no entiende nada y me mira con cara de póker y paso la seguridad sin más problemas. Ahora que lo pienso no sé si son las energías malvadas o  malignas o perversas, o es el viento que ha entrado por mis orejas y se ha cebado con mi cabeza. Le tendré que preguntar a mi amiga. Y seguiremos remendando la vida e iremos componiendo cuadraditos luminosos de la manta como un puzzle  imperfecto. Como nuestras existencias, que a veces se encogen y otras se dilatan y sonríen amistosas. Amistad que salpica de colores los ovillos oscuros cuando todo lo vemos negro. Fila 15, ala, ¡ea! Adiós Paco, adiós Eva. 

domingo, 13 de enero de 2013

No estaba allí

Pol Úbeda Hervás
Se descalzó y la sombra ocupó su lugar, realizando todo lo que él había soñado y no osaba hacer realidad.