Estoy convencida de que descansas
sobre una vaporosa nube de algodón con tu larga melena roja flotando al viento.
Imagino que las aves,
las flores y las mariposas se
acunan ahí jugando a enredarse en ella. Y mientras te hacen trenzas, te
susurran historias y sueños, y te ríes porque tú eres así: alegre, jovial y
bienhechora. Y la brisa te acaricia suavecito. Y nos verás a todos los
que te queremos, y recordarás divertida los chistes de pacientes y doctores que
nos contabas en el tiempo del recreo. O cuando entonabas una melodía a capela, y
algunos compañeros te seguían y, juntas
las voces, nos maravillaban. O aquella noche oscura de invierno en que
espantamos al profesor Bacterio cuando aparcamos tu coche bajo el algarrobo del
instituto, disfrazadas de no sé qué monstruitas y él salió huyendo despavorido
porque no nos reconoció, y realmente parecíamos auténticas y malvadas brujas de
cuento, eso sí, atacadas por la risa. Y cantarás bien fuerte para que no nos sintamos
tristes y solos. Y tu cuerpo se mecerá plácido en el firmamento. Y recordaremos
tu risa de cascabeles y tú tampoco te sentirás sola porque todos los que te
queremos te llevaremos dentro. Serás para siempre un
pedacito de cielo y una brillante melodía en nuestro corazón.
miércoles, 26 de marzo de 2014
miércoles, 12 de marzo de 2014
Un preciado regalo
La rosa que acababa de
descubrir bien centrada en su nalga derecha no podía augurar nada bueno, le
anunciaba la llegada de una primavera plagada de virus de rubeola, varicela y
demás, que a ella se le manifestaba en la forma de un herpes magnífico. Harta
de enfadarse consigo misma y con el mundo, y dada su original ubicación, se
sacudió la vergüenza y buscó un jardinero.
lunes, 10 de marzo de 2014
Mis ojos son tuyos
Jumeirah Port de Sóller, 29 de
septiembre
Caspar David Friedrich
Querida mía:
El día se alarga en esta costa
acantilada del oeste de la isla como racimos de uva madura que no quiere ser recogida; del mismo modo, el sol
no desea despedirse del verano. La atmósfera continúa cálida y el mar, siempre
presente allá donde mires, le hace guiños al astro solar, incitándome también
al baño. Es tiempo de membrillos y manzanas reinetas. Es tiempo de vendimia, de
catar juntos los mejores caldos. Septiembre.
Y yo estoy sin ti, en este trozo de paraíso mediterráneo que se llama Mallorca.
Y te quiero saborear, aunque estés lejos, con mi nostalgia.
Esta mañana, contemplaba el
paisaje desde aquí, donde cielo y mar se unen entre aroma de pinos, y me he sentido tan atrapado que no he podido hacer
nada más. Lo miraba por los dos, pensando que este valle es uno de los lugares
más bellos del mundo y echándote de menos. Tu risa cantarina sería el mejor
regalo para mis oídos y tu presencia, para mis viejos huesos. No ha podido ser
y me conformo. Aún así, te lo describo porque sé que te encanta y mi vista es también
la tuya, y te cuento y te cuento para
que luego tú imagines, con los ojos de los sueños, los mejores relatos. Dominan el verde, el blanco y el azul. Cielo limpio y nubes de algodón,
como a ti te gustan, recién estrenado un nuevo día. Tú descubrirías navíos que
surcan mares y continentes remotos; piratas que trepan por el velamen y
caballeros que rescatan damas en torres vigías suspendidas sobre acantilados
imposibles. Y nubes que representan formas de ancianas bondadosas y que pasan
veloces porque las reclaman en sus lejanos cuentos.
Al
atardecer las montañas se tornan rojizas y he creído reconocer la luz cálida del
ambiente de los largos días de estío, que tú transformarías en imágenes de
caravanas cruzando desiertos dorados como el color de los albaricoques o el de las
arenas, o como los últimos rayos de este sol que ya se oculta tras el horizonte
marino, dándose un único y majestuoso baño. Y yo te cruzo a ti, y tu
piel es terciopelo cálido con sabor a melocotón maduro. Y quiero sumergirme contigo en aguas atestadas
de sirenas y descubrir para ti, tesoros e islas desiertas. Y te codicio así, soñadora y valiente; libre y espontánea
como las palabras que se ocultan en tus labios y que yo descubro y relamo a
placer sin pedirte permiso.
Después
de tantos años juntos, creo que me atrevo a proclamar a los cuatro vientos que
eres la hechicera de mi vida, mi protectora, mi estrella polar, mi faro… La magia de tus relatos me hace mejor
persona, me quita miedos y pesadillas. Eres, sin duda, el mejor destino soñado
nunca, el paisaje más plácido y ya sabes… que mis ojos son tuyos y mis médulas,
como diría Quevedo, también.
Tu fiel contemplador, amante y compañero
Nota: texto escrito en alfabeto braille
domingo, 9 de marzo de 2014
Para mi amiga María Salud
Es tiempo de hacer una pausa en nuestro trayecto vital imparable, de respirar profunda y serenamente y pensar en:
Agradecerle a la vida todo lo que nos ha dado y aquello que con tanto esfuerzo hemos conseguido.
Agradecer las familias que hemos creado.
Agradecer las familias que hemos creado.
Agradecer que ambas seamos mujeres, luchadoras y orgullosas de serlo.
Agradecerte que seas sensible, alegre, optimista y jovial.
Agradecer las amistades comunes.
Agradecer que nos encante leer e imaginar tantos lugares y vidas distintas, para poder vivirlas un poquito como si fueran nuestras.
Agradecer que nos guste soñar y gozar con pequeñas cosas, entusiasmarnos y seguir pensando que otros mundos son posibles.
Agradecer que nos gusten las sorpresas y también, planificar viajes.
Agradecerte que me hayas enseñado colores, músicas y canciones.
Agradecerte que hayas compartido conmigo tanto tiempo de nuestras vidas.
Agradecerte la seguridad que me ofreces al tenerte como “mi amiga” y poder contar contigo siempre, en los buenos y malos momentos.
Y tantas otras cosas que se me olvidan, seguro, en el tintero, pero ahí están, como el poso en los vinos con solera.
No te muevas sin mí, no avances ni cambies, espérame que te pillo enseguida, quédate ahí; ahí, porque aún nos faltan unos cuantos años… para seguir recorriendo juntas el camino.
No te muevas sin mí, no avances ni cambies, espérame que te pillo enseguida, quédate ahí; ahí, porque aún nos faltan unos cuantos años… para seguir recorriendo juntas el camino.
Te quiere, Malén
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