miércoles, 26 de septiembre de 2012

Un ramillete de muguet

                                                                                                                                                   Robert Doisneau
Cada tarde pasaba a mi lado a la misma hora, se dirigía hacia Saint Sulpice, línea seis, siempre seria y triste. Parecía la mujer más apenada del mundo. Jamás la vi sonreír; por eso aquel día tomé un ramillete de la pequeña floristería donde trabajaba y salí tras ella, sin pensármelo dos veces. Se sorprendió cuando me acerqué al banco donde aguardaba y se lo ofrecí, negaba rotundamente con la cabeza, al final lo tomó entre sus manos. Un ligero atisbo de sonrisa me transformó en el hombre más feliz del universo. Ahora ya sé que estudiaré húngaro con todas mis fuerzas.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Las perversas


                                                
Mi querida amiga Eva cultiva la paciencia, los tomates y ciruelas, los membrillos y cebollas, las judías tiernas y patatas, el equilibrio de las energías corporales y la sabiduría china. Si no están en su sitio, ella las coloca en su lugar mediante los puntos de acupuntura y los masajes. No acepta que las energías perversas te despeinen y que te dejes llevar incauta por ellas. Es muy voluntariosa. Te pones en sus manos y la dieta y el equilibrio emocional están asegurados. Confías plenamente y la dejas hacer. Combatirá como una auténtica guerrera contra fríos, vientos y  fuegos que consuman tus órganos. Vencerá y saldrá victoriosa; tú  respirarás, de nuevo, más tranquila.

martes, 18 de septiembre de 2012

Otros ojos


Para Pepe, el mejor óptico.





Me gusta colocarme las gafas de sol polarizadas que le compré a Pepe, fue la mejor decisión.  A través de sus mágicos cristales observo el mundo con colores de fiesta perpetua. Cuando me asaltan las ganas de llorar, me las sitúo sobre mi nariz y respiro tranquila. Todo se ubica en su lugar. Si no las tengo cerca, me suelo poner nerviosa, porque las noticias del día a día nunca mejoran. Mi dependencia ha llegado a tal extremo, que voy al trabajo con ellas puestas, como si tuviera algún problema grave. Me preguntan y contesto que sí a todo, me da igual. Desconocen que escondida tras ellas, vivo en otro mundo mejor, el de las maravillas, donde todo es posible todavía. 


Una buena cocinera




Siempre me ha gustado entretenerme en roer los huesecillos del plato, pero lo que hoy tenía entre manos no me dejaba tiempo  para solaz disfrute de mis sentidos.  Empecé por la carne prieta de tus muslos asados, jugosos y tiernos, no los quise compartir con nadie. El resto lo congelé para pasar el invierno cerca de ti e ir comiéndote poco a poco. Alma no encontré, su espacio estaba vacío, tampoco hubiera sabido cómo cocinarla; así que dispuse tu corazón traicionero en un recipiente aparte, y lo guisé a fuego lento y suave, como querría que te hubieras comportado conmigo, amoroso y blandito. Le di un toque final de hierbas aromáticas del jardín, para perfumarte en mi recuerdo y que el desamor y la infelicidad se evaporaran y no dejaran un regusto amargo en mi cocina luminosa y tranquila.

lunes, 17 de septiembre de 2012

SIN NADA




Dicen que la poesía es el vehículo para expresar los sentimientos. Yo no dispongo de ninguno. Me has dejado inválida y muda. Parece que tras aquellos árboles estuviera el mar. No puedo llegar, no tengo fuerza. Lo he perdido todo: mi empuje, la thymós y el aliento vital.