martes, 17 de julio de 2012

La voz de la caracola



Sabía que se podían escuchar voces que susurraban palabras solo con acercártela al oído. Lo narraban los marinos. El día en que por fin encontró una caracola abandonada en la orilla, miró al horizonte y comprendió que le estaba predestinada. Procedía de tiempos muy lejanos y una música atenuada salía de  su interior. Bellas voces cantaban acompañadas del laúd, el rabel y el tambor.
La puso junto a su boca y entonó una melodía como solo saben  hacerlo las sirenas; al acabar, la sumergió de nuevo en el mar para que siguiera fluyendo la sabiduría.

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