Las mujeres que quiero, mis amigas, tenemos sesenta y setenta años, somos una generación de mujeres fuertes y luchadoras, salimos a la calle a combatir la dictadura, y cuando éramos pequeñas lo hicimos contra las normas del momento, en casa y en el colegio de esa España franquista de misa y rosario diario.
Aún no entendíamos qué pasaba, pero lo aprendimos rápido. Estudiamos carreras, salimos afuera, viajamos, leíamos y valorábamos la libertad y la independencia económica por encima de todo. Algunas nos casamos, otras nos arrejuntamos, trabajamos de enfermeras, médicas, informáticas, maestras o como comerciales. Algunas tuvimos hijos y hubimos de "conciliar", como se dice ahora.
Mis amigas y yo estamos agradecidas a la vida y a la historia por no haber vivido la guerra civil como nuestros padres y haber tenido una buena vida.
Somos las hijas de los 50, una generación de mujeres libres e independientes. Algunas se fueron antes de hora por el camino y las seguimos llevando con nosotras.
Las que quedamos, ahora somos abuelas, y nos toca lidiar con nuestras enfermedades y las dependencias de nuestros compañeros. Somos mujeres sensibles y duras por dentro. Y quiero que sirva de homenaje estas palabras porque estamos poco reconocidas, servimos para un roto y un descosido, lo mismo tejemos unos patucos que nos conectamos a Internet, leemos y luchamos por una Palestina libre.
No nos gustan las residencias donde se aparcan a las viejas como nosotras y seguimos reivindicando otras formas de convivencia en la vejez.
¡MUCHA SALUD A TODAS!
Hola, Malén, encara que no estic encara en els seixanta, sé identificar-me en quasi tot el que escrius. També porte un any i pico, visitant hospitals sense parar amb el meu home sense comptar amb les meues cites.
ResponderEliminarGràcies per escriure tan bonic.
Besada.
Moltes gràcies. Em sap greu tot això que contes. Molta força Marisa i moltes besadetes per tú.
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