Cuarenta días con sus noches duró la tormenta, el diluvio universal, como lo llamaría posteriormente la historia sagrada.
Noé, aburrido de tanta lluvia, sacó las tablas. Quería distraerse.
-Menuda transgresión a las leyes naturales -exclamó dejándolas de lado.
Y se dispuso a leer una novela.
Tormenta
Mi amor por la lectura se ha convertido en una auténtica obsesión -según mi madre-. “Completamente enajenado” dice que estoy.
Anoche me encontró en el jardín, luchando contra la tormenta, al grito de “Con diez cañones…”
Me transformo, me desubico y me siento protagonista de los libros que vivo.
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