domingo, 12 de noviembre de 2023

Ahora, antes y después




-Es duro acostumbrarse a no estar contigo como siempre.

-Es extraño no seguir compartiendo nuestras vidas.

-Es angustioso darme cuenta de que tú ya no eres tú, de qué estás, pero no estás.

-Es difícil dejar de llorar por los rincones.

-Es desgarrador escuchar tus palabras inconexas, no entenderlas y decirte: "no te preocupes, yo estoy aquí", como si sirviera  para algo.

-Es muy doloroso y contradictorio observar cómo te vas, aunque sé que ya te has ido.

-Es desesperanzador que no haya remedios ni medicinas para  la demencia.


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sábado, 23 de septiembre de 2023

Sin lograr acostumbrarte

La lenta muerte en vida de las personas con demencia  produce mucho dolor en quiénes compartimos la vida con ellos. La angustia  la  causa nuestra  impotencia al comprender que no podemos hacer nada frente a una enfermedad que borra la identidad y la historia en común, borra las palabras, los recuerdos y la vida. Los enfermos sólo conservan el aspecto  externo debilitado, en el mejor de los casos, aunque en los ojos y en la falta de estímulos sensoriales se adivina el vacío interior. Y piensas que él ya no es él, que se fue hace tiempo. Pero no encuentras consuelo, por mucho que lo racionalices. Y ahí sigues... en un duelo constante de vida sin vida. Y le tomas la mano, la acaricias y sigues llorando sin que se dé cuenta, sin poder hacer nada, y sin lograr acostumbrarte.

                   








sábado, 9 de septiembre de 2023

VARANASI/GIJÓN





 Me sigue sorprendiendo muchísimo el entusiasmo de las asturianas, así en femenino mayoritariamente. Sale un rayo de sol, se dejan lo que estuvieran haciendo y se lanzan a la calle como si no hubiera un mañana. No les gusta el encierro y al parecer todo lo importante está en la calle, y ahora, con esta temperatura, en el mar. Les da igual que suba la marea, ya les empujará hasta la rampa o la escalera donde han dejado sus pertenencias. Saben hacerlo. El paseo del Muro de Gijón me recuerda el río sagrado de los hindúes. El Cantábrico es el Ganges y el baño, purificador y sagrado. Las miro embelesada y cada día me gusta más esta ciudad tan lanzada que se sacude los miedos, penas o tristeza que le embarguen y sale a rejuvenecerse cada día. Llueva o haga sol. Sea verano o invierno.

domingo, 20 de agosto de 2023

Un trozo de cielo

Nos había tocado el primer premio. Esther y sus amigas estarían en Mallorca y  mi familia y yo en su casa de La Castañal. No nos conocíamos de nada y este tipo de trueque sin complicidad a veces depara sorpresas. Para mí ha sido un gran descubrimiento humano.


Robles,  castaños y alisos nos dan la bienvenida tras el cartel que anuncia el camino hacia la aldea y forman un bosque mágico que te acompaña mientras vas subiendo hacia ella. Sus copas se transforman en un túnel verde que obliga a bailar a los rayos del sol entre sus ramas buscando huequitos para brillar. Y a nosotros a entrecerrar los ojos deslumbrados por tanto salto. Fantaseas con que  estás viajando hacia otro mundo y que desconoces sus normas. Otras veces, la niebla forma una masa espesa de cemento que nos aísla e impide que cualquier objeto aéreo pueda atravesarla.


Esther, mi anfitriona, cuida de las personas que quiere, de su perrita Loa y de su huerto con auténtica dedicación,  como quien no quiere la cosa, despacio, sin grandes gestos y sin levantar la voz. Despacito. Como si no le costara esfuerzo. Es una persona tranquila, que te escucha siempre, al tiempo que te incita a sacar tu propia voz y que expreses tu opinión.  No es amiga de falsedades. Madre, peluquera, panadera, tras una tremenda caída en la montaña, dejó de trabajar. Es una persona singular como lo son todos los habitantes de esta comunidad con su trabajo colectivo, sus huertos, abejas, gallinas y caballos. Con el horno de África que inunda de aromas a panes de semillas, galletas y rosquillas de anís todos los rincones de la aldea. Son músicos, ceramistas, estudiosos, científicos e investigadores, carpinteros, artesanos, constructores, trabajadores vía  internet, cantan o tocan instrumentos, practican yoga, o bailan juntas todos los jueves al atardecer en el espacio comunal. Son madres, hijas y abuelas. Se esfuerzan por el bien común, se sienten tejidas a una comunidad que decide su destino y que prefiere tener "praos" a las puertas de sus casas y árboles a asfalto y prefiere no tener alumbrado público para poder ver todas las estrellas al anochecer. Y te das cuenta de que la fantasía se hace realidad y de que otro imaginable mundo es posible.



Aquí te cuidan y te curas.

Aquí descansas. 

Aquí eres compañera.

Aquí eres amiga.

Aquí eres mejor persona.


La Castañal, agosto 2023







lunes, 14 de agosto de 2023

La residencia

 El tiempo se para al cruzar la puerta del geriátrico y dejar la vida atrás. Loren siempre me saluda tras los cristales cuando me ve llegar. Agita los brazos como un niño pequeño. Su sonrisa me ensancha el alma. Empujo la silla de ruedas y lo saco afuera, al aire, al jardín,  para escuchar el viento y los pájaros que viven en el frondoso avellano. Se caen las manzanitas y las ciruelas, que yo a veces recojo. Él ya no escucha nada. Le repito muchas veces que no se puede levantar de la silla, que tiene una fractura de cadera y que ha de reposar. No para. Le molesta el cinturón con el que permanece atado a la maldita silla que es al mismo tiempo su curación. Le canto las canciones que le canto al pequeño Nil y las reconoce y se sonríe y yo lloro por dentro y  el tiempo no avanza.

    Agosto 2023 Noreña, Asturies