Daba gusto verlas en su nueva casa del Pensamiento:
-Lucrecia, maestra, pásame el libro de Habermas, que no recuerdo lo que dice el filósofo sobre… -Esa era Yolanda-.
-Ya estaba todo en Aristóteles –contestaba la susodicha mientras se conectaba en la red con otras insatisfechas.
-El concepto de ciudadanía ya se hallaba en Grecia -seguía replicando Lu.
-El concepto de ciudadanía ya se hallaba en Grecia -seguía replicando Lu.
-No somos tan antiguas –decía Asun mientras se tomaba el té en una tacita de porcelana de Limoges, procurando que no le goteara sobre los árboles de la pantalla abierta.
-¿La paella de hoy de qué toca? –preguntaba Fergal.
-Creo que hoy nos toca la libertaria –respondía Malén ajustándose el delantal y poniéndose manos a la obra con Dori y Wis como aprendizas. Digan lo que digan los tópicos valencianos, el secreto de una buena paella consiste en sofreír el arroz y en tener un caldo excelente.
-Lo que necesitamos es acción y menos teoría –añadía Eulalia, enfrascada en su nueva cámara. Por cierto, ¿alguien sabe dónde está Lara? -siguió preguntando.
-Hemos de esperarla para que participe, ahora mismo llegará -respondió Lu.
-Hemos de esperarla para que participe, ahora mismo llegará -respondió Lu.
-No están trasnochadas esas ideas –aclaraba Amparo, a quien impedían redactar extensamente, pero no así leer, discutir y opinar.
Marige y Fina leían todo el día como posesas y en papeles y hojas sueltas iban intercambiando ideas con Amparo, Wis, Dori, Asun, Eulalia y las demás, tomando nota de todo lo que allí se decía.
Querían que su programa fuera tan breve como los micros que escribían y que solo consistiera en cuatro ideas igualitarias que la historia había abandonado y ellas querían resucitar.
-Hemos de resumir que ya te estás alargando hoy demasiado, Malén, -la cortaron todas.
Querían que su programa fuera tan breve como los micros que escribían y que solo consistiera en cuatro ideas igualitarias que la historia había abandonado y ellas querían resucitar.
-Hemos de resumir que ya te estás alargando hoy demasiado, Malén, -la cortaron todas.
"-Risas, muchas risas.
-Felicidad, mucha felicidad.
-Ilusión y entusiasmo.
-Sueños, muchos sueños…"
Porque una población que no posea la fortuna de soñar, reír e ilusionarse -pensaban- se torna infeliz, sombría y desdichada.
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