Unas pocas gallinas campaban a sus anchas por encima de los
desvencijados sillones de eskay picoteándolos, mientras que los gatos se habían
acomodado junto a la pequeña galería en un rincón de la cocina, donde un perol de agua borbotaba sobre un hornillo. La mujer se mecía arrebujada bajo su toquilla en el
balancín, junto a unas plantas necesitadas de sol. Recordaba otros
tiempos felices en su casa. Ahora ya nada era como entonces.
-¡Madre, ya hierve el agua!
Se levantó pausada, su memoria añoraba los árboles, el aire
limpio y el sol. Pero por encima de todo, echaba de menos a Blas, su marido, a
quién recordaba exactamente igual que el
día que se lo llevaron: joven, con su camisa
blanca, los pantalones de faena y las alpargatas atadas. Había pasado mucho tiempo,
pero en su memoria seguía igual de apuesto.
-¡Madre! ¡Las gallinas se han salido de la jaula y están haciendo
desastres!
La anciana echó la malta y la achicoria en la olla y apagó el
fuego. ¡Tantos recuerdos! Cortó unas rebanadas del pan y las puso en un plato junto al dulce de mermelada
de la anterior temporada. Su hija tomaría el desayuno y se iría a trabajar, ella se quedaría tranquila de nuevo con sus pensamientos.
Las gallinas saldrían de la jaula porque necesitaban territorio.
Desde que las habían desahuciado de su casa en el pueblo por
impago de las letras, su vida, como la de los animales, languidecía en
aquel pisito.
Bueno, el relato está muy bien como relato costumbrista. Si quieres mi opnión en cuanto a relato para el concurso, yo escribiría otro en el que aparecieran más referncias a lo que es un piso: si hay tranquilidad o ruído, si tiene luz o no, si tiene terraza, si da aun jardín...Ten en cuenta que es para una inmobliaria. Yo, ahora, tengo una (inmobiliaria), entonces sé lo que podría querer en caso de que yo convocara un concurso. El tuyo está muy bien, pero choca que empiece con las gallinas y sólo al final se mencione el piso. Yo contaría toda la acción en el piso. ¡Hazlo, tú puedes!
ResponderEliminarMi idea era justamente la expresar el choque que produce abandonar unas costumbres por otras con el masivo éxodo hacia la ciudad en los años 60.
EliminarMuy bien Mag, entonces adelante con el relato.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho, encuentro muy sugerente la mezcla de los recuerdos hacía Blas y la actividad de las gallinas en un espacio tan atípico para ellas, precisamente el eje de la historia (aunque sólo se desvele al final) es el pisito, la vida dentro de ese espacio desencadena todo lo que se relata. Enhorabuena.
ResponderEliminarMalén, me parece un relato muy bueno. El tema de si es más apropiado o no para un concurso, uf, qué quieres que te diga... Malén, ¿a Blas se lo llevaron quienes yo me figuro????
ResponderEliminarEfectivamente, Marco.
EliminarMuy bueno, Maga, me encanta ver a las gallinas por el salón.
ResponderEliminarMe gusta mucho, aunque yo de concurso de concursos no entiendo nada!!! Eva Checa
ResponderEliminarMuy bueno. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe ha recordado a la época en la que todavía vivía mi abuela, y teníamos gallinas y conejos. Ojala se pudiera regresar a esos tiempos, donde no era tan importante la economía y se llegaba a fin de mes...Me ha encantado la forma de expresarlo, hace regresar a esas añoradas vidas antiguas.
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