Obra del fotógrafo francés Robert Doisneau (1912-1994)
Me aprieta el paquete que mi
madre se empeña en ponerme todavía, tan pesada en su papel de madre protectora
de su cría. Como si no pudiera controlar mis esfínteres. Es incomodísimo
caminar con las piernas tan abiertas, y mi padre y su amigo que no paran de
charlar, mientras yo cuento las líneas que se van cruzando bajo mis pies. Pero
ellos encontrarán el tesoro antes. Al parque, ¡Ja! como si no los conociera yo.
Se enzarzan en sus discusiones filosóficas y no me prestan atención ninguna. Es
una pena que mi cabeza sea de niño superdotado y mis pensamientos no puedan ser
emitidos por estas malditas cuerdas vocales, apenas sin desarrollar, casi de
bebé. Solo me comunico con sonidos guturales, gritos y llantos, por cierto, creo que ya les debo dar un toque: ¡Ggrgrgrgrgraaaa!
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