martes, 6 de noviembre de 2012

Las alberquillas: Un trocito del paraíso



La casa de mis amigos es una atalaya, rodeada de bosques de robles, en las estribaciones de los Montes de Toledo. Llegar aquí  y respirar alegría, cordialidad y amistad, y sentirte mejor que en tu propia casa, es todo uno. El mágico Piélago y las monumentales rocas graníticas observan a sus moradores desde una situación privilegiada.
En su interior se han rodeado de todo lo que más quieren,  pasado y presente; un auténtico y cálido hogar repleto de recuerdos y de historia. En cualquier sitio donde se pierda la vista encontrarás una nota de color, un trabajo o cualquier otro motivo al que han dedicado horas y esfuerzo. 
Pero lo mejor de ella son sus dueños, que comparten todo lo suyo haciéndote sentir feliz de inmediato. Dejarás tu huella formando parte de ellos, mientras dure tu estancia, y querrás volver antes de lo  imaginable  porque ellos formarán parte de ti, de tu corazón y de ese pedacito de felicidad terrenal que se llama amistad. 

1 comentario:

  1. Que mara villa, Maga, cómo lo cuentas y lo que cuentas. Siento envidia sana y celillos.

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