La casa de mis amigos es una
atalaya, rodeada de bosques de robles, en las estribaciones de los Montes de
Toledo. Llegar aquí y respirar alegría,
cordialidad y amistad, y sentirte mejor que en tu propia casa, es todo uno. El
mágico Piélago y las monumentales rocas graníticas observan a sus moradores
desde una situación privilegiada.
En su interior se han rodeado de
todo lo que más quieren, pasado y presente;
un auténtico y cálido hogar repleto de recuerdos y de historia. En cualquier
sitio donde se pierda la vista encontrarás una nota de color, un trabajo o cualquier
otro motivo al que han dedicado horas y esfuerzo.
Pero lo mejor de ella son sus
dueños, que comparten todo lo suyo haciéndote sentir feliz de inmediato.
Dejarás tu huella formando parte de ellos, mientras dure tu estancia, y querrás
volver antes de lo imaginable porque ellos formarán parte de ti, de tu corazón y de ese pedacito de felicidad terrenal que se llama amistad.
Que mara villa, Maga, cómo lo cuentas y lo que cuentas. Siento envidia sana y celillos.
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