Pasada la primera canícula amorosa, me impediste
marchar. Desconocía tus intenciones y que tu pasión pudiese llegar a tales
extremos. No sospeché nada del batido de frutas helado que me ofreciste poco antes
de partir. Debía de haber desconfiado de tu obsesión por Lewis Carroll.
¡Magnífico!
ResponderEliminar¡Muy bueno!!Me encanta!
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarMe gusta mucho. Corto pero claro.
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