Para Pepe, el mejor óptico.
Me gusta colocarme las gafas de
sol polarizadas que le compré a Pepe, fue la mejor decisión. A través de sus mágicos cristales observo el
mundo con colores de fiesta perpetua. Cuando me asaltan las ganas de llorar, me
las sitúo sobre mi nariz y respiro tranquila. Todo se ubica en su lugar. Si no
las tengo cerca, me suelo poner nerviosa, porque las noticias del día a día nunca mejoran. Mi dependencia ha llegado a tal extremo, que voy al trabajo con ellas
puestas, como si tuviera algún problema grave. Me preguntan y contesto
que sí a todo, me da igual. Desconocen que escondida tras ellas, vivo
en otro mundo mejor, el de las maravillas, donde todo es posible todavía.
Qué regalo tan bonito para Pepe!! Me ha gustado tu dedicatoria, yo también me suelo "esconder" a menudo tras unas polarizadas.
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