jueves, 29 de noviembre de 2012

La bombonera



Desde hace poco tiempo vivo en una cajita de bombones. Me trasladé a ella cuando la vida me asestaba unos espaldarazos tan tremendos que me dejaban sin aliento. Decidí que ya estaba bien, que la supervivencia personal era lo primero. Me relamo de gusto con los rellenos de trocitos de avellanas, que acompañan mi café al iniciarse el día. Y salgo a la calle feliz, sin la mente obturada por tantas realidades negativas. Me enfrento a mi jornada relativizándolo todo pues sé, que al final de mis andanzas por tantos sinsabores, me espera ese lugar mágico y acogedor, ofreciéndome aquellos intensos aromas que me conducen a soñar y a vivir siempre en un pedazo dulce de cielo.

martes, 27 de noviembre de 2012

Obsolescencia



Le sirvió el wisky y se sentó junto a él. Le encantaba contemplarlo embelesada mientras elaboraba sus  rápidos bocetos sobre cualquier papel que encontrara. Mientras, le iba explicando muy concentrado,sus ideas sobre ellos. Todo le parecía bien, aunque no entendiera demasiado. Al fin y al cabo, él era el artista reconocido. ¿Qué sabía ella de luces, tonos y contrastes; pigmentos y acrílicos? Era la estrella invitada y lo adoraba. Participaba desde el principio en el proceso creativo de su compañero como una musa llegada desde cualquier pliegue de su brillante cerebro. Sabía que eso tenía un precio: sumisión total y absoluta a su voluntad, aunque no le importaba. Seguiría siendo la inspiración de su obra, mientras la fascinación  que él sentía por sus curvas durara.

martes, 13 de noviembre de 2012

Como un fuego mudo





Así te sentí yo cuando tras treinta años de vida en común me dijiste, o mejor te arranqué, que me dejabas por otra, sin más. Jamás hubiera imaginado que la convivencia fuera una competición… Pasé a ser tu ex con un simple chasquido de dedos. Me quemaste el corazón y todo nuestro pasado y vida en común quedaron reducidos a cenizas. Ha sido una traición por tu parte. No quiero que seas mi amigo, ni los peores enemigos asestan estos golpes tan bajos. No sé cómo expresarlo, no hay palabras para el abandono. Necesito que alguien recoja mis cenizas y las esparza en algún lugar que tú no pises nunca.

martes, 6 de noviembre de 2012

Siempre estupenda



Llevaba la faja puesta día y noche, le llegaba hasta el pecho y se veía como un figurín. No podía vivir sin ella, constantemente admiraba su figura de top-model y se sentía feliz. Ni siquiera se la quitaba para  dormir, quería estar guapa a todas horas. La cuidaba como a su propia piel, se duchaba con ella, la hidrataba y la secaba con mucho mimo y cuidado. 
El día en que la vio algo ajada, se la quiso sacar y no supo prever sus nefastas consecuencias: se ahogó entre sus propias y resentidas carnes.

Las alberquillas: Un trocito del paraíso



La casa de mis amigos es una atalaya, rodeada de bosques de robles, en las estribaciones de los Montes de Toledo. Llegar aquí  y respirar alegría, cordialidad y amistad, y sentirte mejor que en tu propia casa, es todo uno. El mágico Piélago y las monumentales rocas graníticas observan a sus moradores desde una situación privilegiada.
En su interior se han rodeado de todo lo que más quieren,  pasado y presente; un auténtico y cálido hogar repleto de recuerdos y de historia. En cualquier sitio donde se pierda la vista encontrarás una nota de color, un trabajo o cualquier otro motivo al que han dedicado horas y esfuerzo. 
Pero lo mejor de ella son sus dueños, que comparten todo lo suyo haciéndote sentir feliz de inmediato. Dejarás tu huella formando parte de ellos, mientras dure tu estancia, y querrás volver antes de lo  imaginable  porque ellos formarán parte de ti, de tu corazón y de ese pedacito de felicidad terrenal que se llama amistad.